Ninguna persona es indiferente al sexo, mencionar esta palabra hace que la gente se active de alguna manera; para bien o para mal. Y es que el sexo genera reacciones y emociones positivas y negativas; morbo, deseo, angustia, ansiedad, risa, rechazo, alegría. Lo que sea, pero seguro no pasa inadvertido.
¿Hablar de buen sexo es hablar de “sexo casto”?
¡Por supuesto que no!!! El “sexo casto y moral” podría entenderse como ese que tiene un fin: reproducirse. Sin más ni menos, sin picardía ni sensualidad. O sea, el sexo llevado como “Dios manda”, el sexo coital entre parejas conformadas. El BUEN SEXO no es casto, y no se trata sólo de la práctica del sexo convencional, es un sexo grato, gustoso. Para tener buen sexo es necesario adquirir conocimiento, mente abierta, hacer a un lado los prejuicios, aceptar la diversidad y la sexualidad que evoluciona y cambia constantemente.
¿Qué es el buen sexo?
Buen sexo no trata de tener mucho sexo, todo el tiempo, por todos lados y con todo el mundo, ni vivir sobre nubes, o corriendo desnudos por el jardín del edén sin problemas o dificultades. Tampoco quiero decir que si hay un buen sexo, exista uno malo, no, esos asuntos de contenidos genitales, carnales y sus aledaños, que vandalizan el sexo como los abusos, las violaciones, agresiones, son eso y no se les debería poner el apellido “sexual”… que lejos están de serlo. El buen sexo, es el sexo negociado, es un “contrato” que de hecho, tiene una ética implícita. El sexo no enferma, no abusa, no delinque, no agrede, no oprime, no es perverso ni los demás adjetivos negativos con que la gente lo ha relacionado gracias a irresponsables y malas prácticas, o esquemas mentales superficiales, frívolos y tontos. Por eso, el término “buen sexo” a mí me gusta y considero que en ningún momento falsea ni oculta nada, pero sí desdramatiza, quita peso y espanta «demonios”. El sexo llevando en sintonía permite construir y generar una convivencia tranquila y satisfactoria desde los propios deseos y diversidades.
¿Morbo y buen sexo?
“El sexo necesita del morbo, de algo un poco oscuro; no hablo de cosas que rocen el código penal ni mucho menos, pero tiene esta exigencia”. Valérie Tasso.
Cada persona acude al morbo según sus intereses que no siempre son sexosos. En este caso, buen sexo y morbo, por supuesto que van. El morbo alimenta nuestro imaginario erótico, es un buen ingrediente para activar el deseo. Lo que pasa es que todo lo que nos resulta atractivo pero que se sale de la norma, ha sido patologizado. Sin embargo, para que exista una buena interacción o interrelación sexual es necesario bucear por el misterio, por lo oscuro, salpimentar o condimentar a gusto propio las encamadas sin miedo ni culpa; zafándose de moralismos, convenciones y discursos normativos. Entre más libre el sexo es menos complicado. Así las cosas, es importante masticar la palabra “morbo”. En el diccionario, y de manera coloquial encontramos que: “el morbo es un interés malsano, desagradable, cruel o prohibido hacia personas o cosas y que va en contra de la moral establecida”. Pero el morbo es un aspecto que todos los seres humanos poseemos en mayor o menor grado. Tener morbo es ser obsceno (salirnos de escena), es sentir el deseo de oír, oler, ver, o tocar al otro u otros. Es una tendencia a transgredir ( no querer más de la misma sopa) Y no resulta para nada, como la gente piensa, ni grosero ni ordinario, si se sabe gestionar, como dice la frase de Valérie; si no roza el código penal. El morbo debe mantenerse, el sexo sin morbo es como un huevo sin sal. La clave está en saber asumir, entender y administrar los llamados libidinosos, mantener un autocontrol de ciertas situaciones y hacer lo que guste, sin crear malestar. Hacer lo que queramos, pero hacerlo lo mejor posible. El sexo llevado en la buena, brinda un horizonte más amplio, es un valor, que requiere de un buen uso, consentimiento, respeto mutuo, consenso. Ver el sexo con los ojos más abiertos, es ser más modestos, eróticos, empáticos, atractivos, deseables, convivenciales, gratos, morbosos y satisfechos… ¿No es eso buen sexo? ¿Un buen rollo?
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Norma Bejarano 